Phikria de 4º ESO nos escribe una historia para reflexionar. MERECE LA PENA LEERLA.
Phikria Bichinachuili (4º ESO A)
El día de Navidad es muy especial. Todo el
mundo lo sabe. Son fechas llenas de regalos, amigos y familiares. Todos juntos,
todos felices y contentos. Esto es lo que piensa la gente afortunada. Pero hay
personas que se consideran desafortunadas cuando ven que todos sus amigos
tienen un Iphone y él no, cuando esa persona ve que su abuela le regala un
jersey de cuadros y a su vecino le da 100 euros.
En realidad, siempre estamos pensando en
lo que no tenemos y en lo que los demás tienen que a nosotros nos gustaría
tener y por eso somos desafortunados. Nunca pensamos en lo contrario. Nunca pensamos
en que otros ni tan siquiera tienen a una abuela que les regale un jersey. Estos
otros, ni en sueños, se ven con una Iphone, sería un lujo muy caro que no se
pueden permitir. Debemos tener en cuenta que hay gente que llora porque no
pueden llevar a sus hijos, cada día, dos barras de pan para que no se mueran de
hambre. ¡Qué sabrán ellos lo que es un Iphone! Estas cosas le ocurren a mucha
gente en otros países. Uno de estos países es Estados Unidos que, a pesar de
que no es un país pobre, es una nación en la que hay clases sociales, desigualdad,
injusticia,...
Javier es uno de los desafortunados, según
los demás. El no piensa lo mismo. Javier es un chico mejicano que logró saltar
las vallas que separan su país de Estados Unidos sin ningún rasguño. Junto a
él, intentaron saltar muchos otros que, desgraciadamente, no tuvieron la misma
suerte que Javier. Tras saltar las vallas consiguió llegar a New York y, una
vez allí, empezó a pensar en lo que tendría que hacer a continuación para poder
alimentarse, dormir y conseguir un trabajo. Ni siquiera pensaba en celebrar la
Navidad que estaba a la vuelta de la esquina. Tampoco tenía con quien
celebrarla. Eso era lo de menos. La única
forma que tuvo de comprarse comida y conseguir un sitio para dormir y, así, no
congelarse de frío por la noche, fue cometiendo un robo.
Javier estaba en la
calle y vio a una mujer que cruzaba un paso de peatones con una mochila a la
espalda. No se lo pensó dos veces. Le robó la mochila y se marchó corriendo. El
macuto contenía 3.000 $. ¡No lo podía creer!
Con este dinero pudo
establecerse en New York y mandar dinero a sus familiares, en especial, a su
hija que tenía que operarse del corazón. Gracias a este dinero, su hija se pudo
salvar. Pero... ¿y la mujer a la que le había robado el dinero? Ésta tuvo que
trabajar mucho para ahorrarlo y pasar una Navidad especial. Quería darle parte
de su dinero a su hija, que se marchaba de luna de miel. ¿Qué le había ocurrido
a esta mujer? ¿y a su hija?
Está claro que alguien
tenía que salir perjudicado en esta historia. Le tocó a esta mujer y no era
justo tampoco. Ella merecía una buena Navidad y su hija, la luna de miel. Pero,
la vida es injusta y hay que pensar que temas como un robo siempre ocurren por
alguna razón. En este caso, una niña y su padre tuvieron el mejor regalo de
Navidad de sus vidas. Esa niña logró sobrevivir. La vida de un ser humano no
vale lo mismo que pasarlo bien el día de Navidad o tener un bonito viaje de
luna de miel.
Todo esto fue justo
para unas personas pero injusto para otras. Y es que tenemos que empatizar con
la gente y comprender que las cosas malas que nos ocurren, como por ejemplo,
que nos roben el dinero pueden tener una buena justificación. El día de mañana
nos podría pasar a nosotros.
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