A pesar de que existe una abundante investigación sobre el tema, todavía
no están claras las causas por las que una persona, en un momento dado
de su vida, puede llegar a desarrollar esquizofrenia. En general, se
supone que existe una cierta predisposición genética al padecimiento del
trastorno que, para desarrollarse de hecho, requiere también la
presencia de factores ambientales que se están estudiando. Así, por
ejemplo, siguiendo la investigación de Bentall, Wickham, Shevlin &
Varese (2012), brillantemente resumida en números anteriores de Infocop
Online, los niños sometidos a experiencias estresantes son tres veces
más propensos a desarrollar esquizofrenia en la edad adulta que aquellos
que no lo han sido.
Entre estos factores vitales, vinculados con el padecimiento de algún
desorden del espectro esquizofrénico, otro muy contrastado por la
investigación, es el consumo de drogas. Sin embargo, no está
claro si tomar drogas favorece la aparición de la esquizofrenia o, por
el contrario, la gente con esquizofrenia, o con vulnerabilidad a
padecerla, consume drogas para aliviar algunos de los síntomas que
presenta. Por lo que respecta a algunas sustancias en concreto, como el
cannabis, se han llevado a cabo estudios longitudinales que parecen
indicar que un uso temprano de esta droga hace más fácil que la persona
acabe desarrollando posteriormente esquizofrenia, respaldando así la
hipótesis de que el consumo de drogas es un factor que en individuos
vulnerables puede conducir al desarrollo de un trastorno esquizofrénico
(Arseneault, Cannon, Poulton, Murray, Caspi & Moffit, 2002).
|
|
En este contexto, nuestra investigación ha pretendido averiguar si
existe alguna relación entre el consumo auto-informado de drogas que
realiza población universitaria general y ciertas variables psicológicas
que son indicativas de una predisposición a la esquizofrenia. En
concreto, nos hemos centrado en tres drogas de un uso relativamente
frecuente en la edad juvenil: alcohol, cannabis y cocaína. Y hemos considerado tres variables que pueden revelar la presencia de una predisposición psicológica a padecer esquizofrenia: la esquizotipia, la predisposición a las alucinaciones y la fusión pensamiento-acción.
En efecto, la esquizotipia se puede considerar la “hermana menor”
de la esquizofrenia y los datos existentes son contundentes a la hora
de entender que es un claro marcador psicométrico de vulnerabilidad al
trastorno.
Por lo que se refiere a la predisposición a las alucinaciones,
habría que decir que uno de los síntomas más característicos de la
esquizofrenia es, precisamente, la presencia de alucinaciones. Aunque
entendemos que en la población universitaria es poco frecuente la
presencia de alucinaciones, sí puede darse un grado mayor o menor de
predisposición a padecerlas, como han mostrado Fonseca-Pedrero,
Lemos-Giráldez, Paino, Sierra-Baigrie, Villazón-García, García-Portilla
& Muñiz (2010).
|
En relación con la fusión pensamiento-acción, este concepto hace
referencia a la tendencia que muestran algunas personas a considerar
equivalentes sus pensamientos y sus comportamientos. Por ejemplo, una
persona puntuaría alto en fusión pensamiento-acción si considera que es
tan malo pensar en matar a alguien como matarlo de veras o si cree que
pensar en que va a suspender un examen hace más probable que de hecho
suspenda. Esta variable se ha incluido debido a la tendencia que
tienen los pacientes esquizofrénicos a estar muy controlados por el tipo
de pensamientos que tienen, perdiendo de vista, en ocasiones, la
situación en que de hecho se encuentran.
Pues bien, hemos investigado las relaciones entre el consumo de alcohol,
cannabis y cocaína y estos tres factores vinculados con la
esquizofrenia en 308 estudiantes, de diversas titulaciones, de la
Universidad de Almería. Los datos que hemos encontrado vienen a
respaldar la idea de que existe una relación entre el consumo de estas drogas y la vulnerabilidad psicológica a la esquizofrenia.
|
En efecto, las personas que muestran un perfil de consumo de riesgo al
alcohol y al cannabis también presentan niveles (puntuaciones) mayores
de esquizotipia. Sorprendentemente, hemos hallado que cuanto mayor es
el consumo de cannabis mayor es la predisposición a las alucinaciones. A
este respecto conviene tener en cuenta que uno de los síntomas de esta
droga es, precisamente, la presencia de alucinaciones en diversa
modalidad sensorial (principalmente auditiva y visual), bajo sus
efectos.
También hemos encontrado que el consumo de las tres drogas se relaciona
con un aspecto de la esquizotipia conocido como “anhedonia introvertida”
y que se refiere, de forma general, a los aspectos negativos de la
esquizofrenia y, más en concreto, a la incomodidad que algunas personas
sienten ante el contacto con otros y la incapacidad para obtener placer
de las actividades cotidianas. Creemos que este es uno de los datos
más interesantes y novedosos y que merece la pena destacar de nuestro
trabajo. Así, este resultado podría estar apuntando hacia uno de los
factores que estaría explicando la relación tradicionalmente estudiada
entre consumo de drogas y esquizofrenia.
Aunque a partir del diseño que hemos utilizado no se puede concluir ninguna relación causal, hemos propuesto la posibilidad
de que los jóvenes que consumen drogas vayan separándose del resto de
sus amigos y vayan disfrutando menos de las actividades que no están
vinculadas con el consumo, entrando en una espiral de aislamiento
social, consumo de drogas y experiencias inusuales que, finalmente, les
puede llevar a presentar el tipo de conductas que caracterizan a la
esquizofrenia.
Esta explicación vendría a sugerir también la conveniencia de utilizar
programas de prevención, o en su caso tratamiento, que se centren en la
realización de actividades con otras personas al margen de las drogas.
Igualmente, al haber encontrado algunas relaciones entre el consumo de
las sustancias estudiadas y la fusión cognitiva, hemos propuesto la
posibilidad de utilizar técnicas basadas en un distanciamiento de la
persona con respecto a sus pensamientos, como las propias de Mindfulness
o la Terapia de Aceptación y Compromiso.
El artículo completo puede encontrarse en la Revista Psicothema:
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario